La mañana del último domingo del verano se presenta radiante
y luminosa, Analía nos recoge con su coche a Ninoska y a mí, recorremos
charlando y bromeando los apenas cuarenta km. que nos separan del pequeño,
tranquilo y coqueto pueblo de la sierra de Madrid, donde está situada la
residencia de mayores donde vive la abuela Flora.
Llamamos al timbre y después de identificarnos se abre la
puerta y entramos, nos dirigimos a la recepción y preguntamos por Flora, la
recepcionista nos dice que está en el jardín, salimos y efectivamente allí está
sentada en su silla de ruedas acompañada por una cuidadora. La primera en dirigirse
a ella es Analía, hola abuela le dice dándole un beso y preguntando, ¿Cómo
estas, sabes quién soy? Flora la mira y responde, si, eres Paloma, Analía sonríe
y le dice, no abuela soy Analía tu nieta. La siguiente es Ninoska, hola guapa,
le dice mientras la besa ¿y a mí me conoces? no contesta Flora moviendo la
cabeza, soy tu nuera responde Ninoska dándole otro beso.
Flora |
Mientras deshacemos el camino de vuelta a casa pienso, que no
importa si las personas que queremos, nos reconocen y nos recuerdan, que lo
importante de verdad es si nosotros somos capaces de darles a ellas lo que
necesitan, afecto comprensión y cariño, mucho cariño y recuerdo la sonrisa y el
abrazo de Flora como el mejor de los recuerdos y reconocimiento por su parte.
Que bonito cuñado. Me ha gustado mucho
ResponderEliminarFlora y su familia tienen la suerte de que pueda estar en una residencia en un pueblo coqueto y tranquilo de la sierra de Madrid, seguramente pueden pagarlo o ha tenido la suerte de poder entrar en una subvencionada, ¿cuantas personas con alzheimer viven en casa con sus hijos como cuidadores?, ahora la otra pregunta, ¿quien cuida al cuidador/a?. Una enfermedad dolorosa por lo que provoca que no te reconozca ni tu padre o tu madre y la dedicación que has de prestarles.
ResponderEliminarSaludos
Lo importante es que vosotros no olvidéis quien es y permanezcáis a su lado cuando no sea capaz de recordar ni siquiera que una vez quiso a sus dos hijos.
ResponderEliminarHoy es un día duro, por un lado el sentimiento a flor de piel por quienes sufren la enfermedad ya sea en su propia piel o en la de aquellos a quienes quieren y por otro la vergüenza de haber claudicado en la única apuesta por el reconocimiento de enfermos y familiares a ser atendidos como merecen.
De todo lo que no se debe perdonar al Partido Popular esto debería ser lo primero.
Un abrazo
Qué emotivo, muy hermoso. Sí realmente es así lo que importa es el amor que se puede dar o recibir aunque no se recuerde bien..un saludo
ResponderEliminarLindo tu relato!
ResponderEliminar=))))
Me he emocionado... :))
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