Hace apenas unos días una buena amiga de allende los mares,
conocedora de mi afición por los fogones y el buen yantar me preguntaba por gmail
si conocía alguna receta para asar un pavo de varios kilos de peso, la contesté
que no, que nunca había yo tenido la oportunidad de meter en el horno un
ejemplar semejante, todo lo más unos muslitos o una pechuguita, pero un pavo
entero nunca.
Como soy curioso y atrevido por naturaleza, por mi cabeza no
dejaba de rondarme el cómo sería el cocinar semejante monstruo y si sería yo capaz
de hacerlo, así es que busqué una receta, compré el bicho en cuestión y me puse
manos a la obra, ¡este fue el resultado!
Erase una vez una isla donde habitaban
todos los sentimientos: la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el
Amor.
Todos los sentimientos estaban allí. A
pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente
tranquila, hasta previsible. A veces, la Rutina hacía que el Aburrimiento se
quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo; otras veces, la Constancia
y la Convivencia lograban aquietar al Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los
habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando por fin la
Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos
estuvieron presentes. Entonces, el Conocimiento dijo:
- “Tengo una mala noticia para darles...
la isla se hunde..."
Todas las emociones que vivían en la isla
dijeron:
- “¡No! ... ¿cómo puede ser?... ¡Si
nosotros vivimos aquí desde siempre!”
Pero el Conocimiento repitió:
- “La isla se hunde”
- ¡Pero no puede ser! ¡Quizás estás
equivocado!”
- “El Conocimiento nunca se equivoca -dijo
la Conciencia, dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque
se hunde”.
- “Pero... ¿Qué vamos a hacer ahora?”
-preguntaron los demás.
Entonces el Conocimiento contestó:
- “Por supuesto, cada uno puede hacer lo
que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de abandonar la isla...
Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el
que permanezca en la isla, desaparecerá con ella”.
-“¿No podrías ayudarnos?”, preguntaron
todos, porque confiaban en su capacidad.
- “¡No! -dijo el Conocimiento-, la
Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto,
volaremos hacia la isla más cercana...”
Las emociones dijeron:
- “¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?”
Dicho esto, el Conocimiento se subió al
avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que no es tonto y ya se
había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se
dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas... Salvo el Amor.
Porque el Amor estaba tan relacionado con
cada cosa de la isla que dijo:
- “Dejar esta isla... después de todo lo
que viví aquí... ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...
Compartimos tantas cosas...”
Y mientras las emociones se dedicaban a
fabricar el medio de irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue
hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacer en otros tiempos. Tocó
cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente al lugar
desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad
que tiene el amor:
-"Quizás la isla se hunda por un
ratito... y después resurja... ¿por qué no?"
Y se quedó días y días midiendo la altura
de la marca, para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible...
Pero la isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en
construir nada, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir
por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy
grande y que, aún cuando se hundiera un poco, él siempre podría refugiarse en
la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña
renuncia nunca había sido un problema para él...
Así que una vez más, tocó las piedrecitas
de la orilla... y se arrastró por la arena... y otra vez se mojó los pies en la
pequeña playa... que en otro tiempo fue enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia,
caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le
agradaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un lugar más pequeño...
- “¡Después de tantas cosas que pasamos
juntos!- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, solo quedó una
minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por
el agua.
Recién en ese momento, el Amor se dio
cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no
dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la tierra...
Entonces, caminando entre senderos
anegados y saltando enormes charcos de agua, el amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse
una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que
perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos...
Desde allí podría ver pasar a sus
compañeras en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y
de que alguna de ellas lo comprendiera y lo llevara.
Buscando con los ojos en el mar, vio venir
el barco de la Riqueza y le hizo señas. Se acercó la Riqueza que pasaba en un
lujoso yate y el Amor dijo:
- "¡Riqueza llévame contigo! … Yo
sufrí tanto la desaparición de la isla que no tuve tiempo de armarme un
barco"
La Riqueza contestó:
- "No puedo, hay mucho oro y plata en
mi barco, no tengo espacio para ti, lo siento" y siguió camino, sin mirar
atrás...
Le pidió ayuda a la Vanidad, a la que vio
venir en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de
todos los colores, que también venia pasando:
- "Vanidad" por favor
ayúdame".
Y la Vanidad le respondió:
- "¡Imposible Amor, es que tienes un
aspecto!... ¡Estás tan desagradable, tan sucio, y tan desaliñado!... perdón
pero afearías mi barco…”- y se fue.
Pasó la Soberbia, que al pedido de ayuda
contestó:
- "¡Quítate de mi camino o te paso
por encima!".
Como pudo, el Amor se acerco al yate del
Orgullo y, una vez más, solicito ayuda.
La respuesta fue una mirada despectiva y
una ola casi lo asfixia.
Entonces, el Amor pidió ayuda a la
Tristeza:
- "¿Me dejas ir contigo?".
La Tristeza le dijo:
- "Ay Amor, tu sabes que estoy taaaan
triste que cuando estoy así prefiero estar sola"
Pasó la Alegría y estaba tan contenta que
ni siquiera oyó al Amor llamarla.
Desesperado, el Amor comenzó a suspirar,
con lágrimas en sus ojos. Se sentó en el pedacito de isla que quedaba, a
esperar el final... De pronto, el Amor sintió que alguien chistaba:
- " Chst- Chst- Chst..."
Era un desconocido viejito que le hacía
señas desde un bote a remos. El Amor se sorprendió:
- "¿Es a mi?"- preguntó,
llevándose una mano al pecho.
- “Sí, sí -dijo el viejito-, es a ti. Ven,
sube a mi bote, rema conmigo que yo te salvo”.
El Amor lo miró y le quiso explicar...
- "Lo que pasó fue... que es que yo
me quedé...
- "Ya entiendo" -dijo el viejito
sin dejarlo terminar la frase- “¡Sube!”.
El Amor subió al bote y juntos empezaron a
remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de poder ver como el
último centímetro de la isla se hundía y desaparecía... Para Siempre...
- “¡Nunca volverá a existir una isla como
esta! - murmuró muy tristemente el Amor, quizás esperando que el viejito lo
contradijera y le dirá alguna esperanza.
- “No -dijo el viejo- como ésta, nunca; en
todo caso... diferentes...
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor
se sentía tan aliviado que olvidó preguntarle su nombre. Cuando se dio cuenta y
quiso agradecerle, el viejito había desaparecido.
Entonces el Amor, muy intrigado, fue en
busca de la Sabiduría para preguntarle:
- “¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él
me salvó... Todos los demás no comprendían que hubiera quedado sin embarcación,
pero él me salvó, me ayudó y yo ahora, no sé ni siquiera quién es...”
Entonces la Sabiduría lo miró larga y
fijamente a los ojos, y le dijo:
-"Es el único capaz de conseguir que
el Amor sobreviva cuando el Dolor de una Pérdida le hace creer que es imposible
seguir... Es el único capaz de darle una nueva oportunidad al Amor, cuando
parece extinguirse...
El que te salvó, Amor, es El TIEMPO
Del libro "Todo no terminó” (Silvia Salinas y Jorge Bucay)
Esta entrada está dedicada a tod@s l@s que en estos días
sienten que su isla se hunde irremediablemente bajo sus pies. Con el deseo de
que pronto divisen en el horizonte al viejo barquero que acude en su rescate.
Debido a mi torpeza y a ninguna otra causa, elimine esta
entrada con vuestros comentarios, la entrada pude recuperarla, vuestros
comentarios no, os pido perdón, ¡soy un canalla!
Este texto lo escribí y publiqué en este blog en diciembre
de 2013, lo reedito porque creo que hoy es tan actual como lo fue entonces. Poco
han cambiado las cosas en este tiempo pasado y como yo soy partidario de la teoría
del mínimo esfuerzo, o lo que es lo mismo, soy vago por naturaleza y convicción,
me he dicho pa mis adentros interiores más profundos, si hay que escribir sobre
la navidad, mejor copia y pega, cambias cuatro palabrejas y quedas como Dios. De
esa manera te queda tiempo pa despanzurrarte en el sillón y relajar el poco
cerebro que te queda, que hoy a las diez es el debate entre los tres cabezas de
lista y la sustituta del cobarde, de los cuatro partidos con opciones de
gobierno en las próximas elecciones del día veinte y pa escuchar lo que sin
duda vamos a escuchar, es mejor que te pille mu relajao y tomarse un cóctel de ansiolíticos.
LO QUE CELEBRAMOS
Parece ser que a finales del siglo I antes de Cristo, vivía en un pueblo de Judea llamado Nazaret, una joven virgen judía, llamada María, que se casó con un joven llamado José, de profesión carpintero, todo transcurría con normalidad en la pareja, María a sus labores (todavía ni se hablaba de la emancipación de la mujer), y José con sus maderas y tablones, currando para llevar sus dineritos a casa.
Un día, según cuenta María se le aparece un ángel, pero no un ángel cualquiera, un ángel de lo bueno lo mejor, nada menos que el arcángel San Gabriel, el mismo que curró al diablo maligno, y le expulsó al infierno, y la dice...tú tranqui Mari, que te vas a quedar embarazada sin que tengas que aguantar a ningún pelmazo, en un ratito viene el Espíritu Santo en forma de paloma, y te deja preñada, y así sucedió, o al menos así lo contó María a su marido José, siendo en la historia el primer caso de zoofilia documentado, o el primer caso de inseminación artificial, (toma ya).
Se dice que José como es natural, se pilló un rebote y un mosqueo de la hostia con María, vamos que no se creía lo de la palomita, y no hacía más que darle vueltas al coco, pensando que María le había puesto una buena cornamenta, y estaba dispuesto a repudiarla y mandarla a casa con sus padres, en secreto sin montarse una bronca, para no ser el cachondeo de todo el pueblo.
Pero esa misma noche, en un sueño el mismísimo Dios se le aparece a José, y le dice tú tranqui, tío que es verdad, que María no se lo ha montado con nadie, y que ha sido el Espíritu Santo mandado por mí y sin tocarla un pelo quien la ha dejado preñada, y tú la vas a aceptar, y al niño también, al que vas a poner el nombre de Jesús (alías El Mesías), y claro José ya sin duda ninguna dice, hombre así sí, haberlo dicho antes Dios, si tú me dices que mi mujer María está embarazada y es virgen, pues es virgen y punto ¡¡faltaría más!!.
Pasan casi nueve meses y la pareja vive plácidamente en Nazaret, pero resulta que el emperador romano César Augusto, que se aburre un huevo en su palacio de Roma, decide que quiere saber cuanta gente está bajo su dominio, y ordena que se realice un censo de todas las personas (es el primer padrón que se conoce), y allá que van José y María con su embarazo de nueve meses, y por supuesto el borriquito, desde Nazaret en Galilea, hasta Belén en Judea, para cumpliendo la orden del emperador empadronarse.
Nuestra pareja, y el borriquito por supuesto, llegan de noche a Belén, hace un frío de tres pares de cojones, huy, perdón, que grosería, quise decir que hace un frío que corta el cutis, y se ponen a buscar posada, pero todas están llenas, a María le dan los dolores del parto y rompe aguas encima del borriquito, José con unos nervios de aquí te espero, preguntando que hago!!, que hago!!, y María con unos dolores de la hostia (con perdón) que le dice...¡busca un sitio dónde guarecernos, inútil cabronazo!, José ve un establo con una vaquita, coge a María en brazos, la tumba en la paja, y María da a luz a Jesús el nazareno, alías el Mesías, y para que el niño no pase frío, le acuestan en el pesebre, y con el aliento de la vaquita, y el borriquito por supuesto (no veas que pestazo), calientan al niño.
Aquella misma noche llega a oídos del rey Herodes que en Belén ha nacido un niño al que llaman rey de reyes, y dicen que es el hijo de Dios, y todo el mundo va a adorarle y darle regalos, que hasta tres reyes magos llegados de Oriente, se dirigían a Belén para adorarle y darle regalos, el rey Herodes, que era malo, pero malo de verdad, para que os hagáis una idea de lo malo que era, era más malo que el gobierno de Rajoy y Aznar juntos, que ya es ser malo, ¿o no?, pues cómo os decía Herodes decide que en Belén no hay más rey que él, y manda matar a todos los niños, para asegurarse que Jesús (alías El Mesías), muere bien muerto matao.
Pero lo que Herodes no sabe es que a José, al que a partir de ahora llamaremos San José, (porque hay que ser santo para tragar todo lo que este hombre ha tragado), se le aparece un ángel joven y guapo, os habréis dado cuenta de que no hay ángeles viejos y feos, y le dice haz el equipaje echando ostias, coge a la virgen María al niño Jesús, y por supuesto el borriquito, y os piráis para Egipto, pero ya mismo!!!, que como os coja el rey Herodes a vosotros os da una curra y al niño le hace carne picada, y no se os ocurra moveros de allí hasta que yo os lo mande, así fue como Herodes se quedó con dos palmos de narices, y el niño Jesús (alías El Mesías), consiguió salvarse.
P.D.:
Si os habéis creído ésta historia, no me extrañaría nada que también os creáis que...
Votando al PP, CIUDADANOS o PSOE todo va a ir mejor.
Que se va a dar la atención que necesitan merecen a los ancianos
y dependientes hoy abandonados a su suerte.
Que la sanidad volverá a ser un derecho universal para todos
los habitantes del estado español.
Que se revertirán a manos públicas las privatizaciones de
hospitales y centros de salud.
Que se eliminará el canon farmacéutico.
Que se derogará la reforma laboral.
Que se acabará con el paro, el trabajo basura y semi-esclavo
por salarios de hambre.
Que volverán los miles de jóvenes exiliados económicos que
se han visto obligados a emigrar para poder trabajar.
Que los políticos después de haber arruinado lo público en
favor de las empresas privadas no acabarán vagueando en dichas empresas con
sueldos millonarios (puertas giratorias).
Que los corruptos irán a la cárcel y devolverán el dinero
robado.
Que se terminará el robo de viviendas (desahuciadas) por parte
de los bancos, que a su vez devolverán con intereses, los millones de dinero público
que costó su rescate.
Que se dejará de financiar la enseñanza privada, invirtiendo
todo el dinero en una enseñanza pública, de calidad universal y gratuita.
Que la justicia dejará de ser de pago y volverá a ser
gratuita para todos.
Que se derogará la llamada ley mordaza por antidemocrática,
represiva y fascista.
Que en cuanto pasen las elecciones no nos meterán en una
guerra.
Y naturalmente que existen los extraterrestres
que nos visitan asiduamente, y que por el mar corren las liebres, y por el
monte las sardinas, tralará, tralará.
¡Claro, que siempre PODEMOS votar a otro!
Y os dejo
este villancico, para que no os creáis que yo no tengo espíritu navideño.
CARTA ÍNTEGRA DE ANTOINE LERIS MARIDO DE UNA DE LAS VÍCTIMAS DEL ATENTADO DE PARÍS
No tendréis mi odio
La noche del viernes robasteis la vida de un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero no tendréis mi odio. No sé quiénes sois y tampoco quiero saberlo, sois almas muertas. Si ese Dios por quien matáis tan ciegamente nos ha hecho a su imagen, cada bala en el cuerpo de mi mujer habrá sido una herida en su corazón.
Así que yo no os daré el regalo de odiaros. Lo estáis buscando, pero responder al odio con la cólera sería ceder a la misma ignorancia que hace de vosotros lo que sois. Queréis que yo tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con ojos desconfiados, que sacrifique mi libertad por la seguridad. Perdisteis. Sigo siendo el mismo de antes.
Yo la he visto esta mañana, finalmente, después de noches y días de espera. Ella estaba tan hermosa como cuando partió el viernes por la noche, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella hace más de 12 años. Por supuesto que estoy devastado por el dolor, os concedo esa pequeña victoria, pero esta será corta. Sé que ella nos acompañará cada día y que nos volveremos a encontrar en ese paraíso de almas libres al que ustedes jamás tendrán acceso.
Nosotros somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Y ya no tengo más tiempo para darles, tengo que volver con Melvil que ya ha despertado de su siesta. Tiene apenas 17 meses de edad. Va a comer su merienda como todos los días, después vamos a jugar como siempre y, toda su vida, este pequeño niño les hará frente siendo feliz y libre. Porque no, no obtendréis su odio.
MANIFIESTO. ¡NO EN NUESTRO NOMBRE!
Los brutales atentados perpetrados en París el pasado 13 de noviembre buscaban instaurar un clima y un régimen de terror entre la población, levantando muros de sospecha y odio entre vecinos, quebrando la vida en comunidad e instaurando la política del miedo en nuestro día a día. Si la respuesta a la barbarie pasa por suspender derechos, recortar libertades y encerrarnos en casa, la victoria del terrorismo será total. Si al dolor por las víctimas inocentes se responde provocando más dolor a otras también inocentes, la espiral será imparable. Si buscamos culpables entre nuestros vecinos y vecinas por el simple hecho de vestir o pensar diferente, si criminalizamos a quienes huyen precisamente de ese mismo horror, estaremos contribuyendo a apuntalar los mismos muros que el fanatismo quiere crear. No podemos permitirlo.
El fanatismo terrorista del Daesh (ISIS) es funcional y retroalimenta al fanatismo racista europeo, mientras nuestros Gobiernos practican recortes de derechos sociales y libertades fundamentales, xenofobia institucional y bombardeos indiscriminados, que se han demostrado ineficaces. Nos negamos a participar en el falso mercadeo entre derechos y seguridad. Aquí, en París, en Iraq o en Siria, son los pueblos los que ponen las muertes mientras unos y otros trafican con influencias, armas e intereses geoestratégicos. El odio fanático de unos no puede esgrimirse como justificación para nuevos odios. Nos negamos a ser rehenes del odio, el terror y la intolerancia, eso sería claudicar ante el terrorismo.
Las y los abajo firmantes creemos que la democracia, los Derechos Humanos y la aspiración a una paz con justicia no son un camino ni una moneda de cambio para nada, sino que constituyen en sí mismos el camino y el horizonte, además de la mejor respuesta contra quienes quieren acabar con ellos. Por eso nos oponemos drásticamente a cualquier respuesta al odio que implique más odio, más intolerancia, más muertes de inocentes y menos derechos y libertades.
Desde el convencimiento de que en estos momentos la ciudadanía no solo no puede esconderse, sino que debe ser protagonista y liderar la respuesta contra el terror, nos convocamos el sábado 28 de noviembre a las 12:00 en la plaza del Museo Reina Sofía para mostrar nuestra repulsa a los ataques terroristas de París y Líbano, nuestra repulsa a los bombardeos contra la población civil siria, nuestra repulsa a recortes democráticos como ineficaces garantías de seguridad y nuestra repulsa a la política exterior belicista iniciada por el Bush-Blair-Aznar. Invitamos al resto de municipios a sumarse a esta iniciativa impulsando convocatorias ciudadanas similares.
Contra el terrorismo, contra la islamofobia y contra sus guerras. Ni los recortes de libertades ni los bombardeos nos traerán la seguridad y la paz. NO en nuestro nombre.