sábado, 29 de octubre de 2016

BANQUETE DE TIRANOS (José Martí)


Esta entrada está dedicada especialmente a los 68 de la indignidad




Hay una raza vil de hombres tenaces
de sí propios inflados y hechos todos,
todos de pelo al pie, de garra y diente.









Y hay otros, como flor, que al viento exhalan.
En el amor del hombre su perfume.




Como en el bosque hay tórtolas y fieras y  plantas insectívoras y pura sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de los hombres los unos se alimentan.







Los otros su alma dan a que se nutran
y perfumen su diente los glotones, 
tal como el hierro frío en las entrañas
de la virgen que mata se calienta.








A un banquete se sientan los tiranos









pero cuando la mano ensangrentada
hunden en el manjar, del
mártir muerto







surge una luz que les aterra, flores grandes como una cruz súbito surgen y huyen, rojo el hocico y pavoridos a sus negras entrañas los tiranos.








Los que se aman a sí, los que la augusta razón a su avaricia y gula ponen,







los que no ostentan en la frente
honrada ese cinto de luz que en 
el yugo funde como el inmenso sol en ascua quiebra los astros que a su seno se abalanzan,









Los que no llevan del decoro
humano ornado el sano pecho,








los menores









y los segundones de la vida, solo
a su goce ruin y medro atentos
y no al concierto universal.









Danzas, comidas, músicas, 
harenes, jamás la aprobación 
de un hombre honrado.










Y si acaso sin sangre hacerse 
puede, hágase... clávalos,
clávalos en el horcón más 
alto del camino por la mitad 
de la villana frente.







A la grandiosa humanidad
traidores.
Como un implacable obrero
que a un féretro de bronce
clavetea los que contigo, se 
parten la nación a dentelladas.




                                      Por si lo prefieres cantado