Desde mi entender, hacen caridad aquellos que entienden el mal que aqueja a los demás, como un hecho merecido, buscado, provocado por ellos mismos, también puede ser debido a la mala suerte, al destino del que nadie es responsable, o rizando el rizo y cuadrando el circulo a un castigo divino, los que pregonan y practican la caridad (muchos de ellos responsables directos del mal), se sienten tan buenos, tan sensibles, tan humanos después del hecho caritativo, que consideran que ya no tienen que hacer nada más, con sus conciencias tranquilas, sedadas, adormecidas, vuelven a lo cotidiano hasta su siguiente chute en vena de caridad.
Los que practican la solidaridad ven el hambre, la miseria, la marginación como un hecho de tremenda injusticia, no buscan con sus acciones tranquilizar y acallar sus conciencias, más bien al contrario, el hecho solidario es como una inyección de adrenalina que les hace ser más activos en su lucha y empeño por conseguir un mundo más justo, saben que ese su minúsculo gesto, solo es un pequeño parche, una gota de generosidad en un mar de codicia y mezquindad, saben que con su aportación solo combaten un síntoma pero que para nada cura la enfermedad, saben que la enfermedad del mundo es un sistema basado en la avaricia y derroche de unos pocos que lo poseen todo y quieren más, los que practican la solidaridad saben que solo cambiando el sistema se puede conseguir la sanación del mundo, por eso los que practican la solidaridad sin dejar de aportar lo que puedan para los que no tienen nada, o casi nada que no es lo mismo pero es igual, detestan el concepto caridad y luchan por la justicia
Os preguntareis ¿a que viene todo este rollo?, pues viene a que los días 28, 29, y 30 de Noviembre, es decir el próximo fin de semana, los bancos de alimentos (hoy casi vacíos) de los que comen las miles de personas abandonadas por el sistema, van a realizar una recogida de alimentos no perecederos en todo el país y viene a que los que podáis os deis un paseíto hasta algún punto de recogida de vuestra ciudad y os rasquéis el bolsillo leche, que el movimiento se demuestra andando, teniendo claro que con eso no estáis cambiando el mundo, pero si estáis haciendo que en los próximos días algunos de los miles de niños que van sin desayunar al colegio en este país, lo hagan con algo en el estomago por ejemplo.
Tu pregunta no se resuelve en los primeros cursos de primaria, por ello no se sabe cual es la diferencia. Aquí la palabra solidaridad, que es un valor para ponerlo con letras mayúsculas no existe.
ResponderEliminarSaludos
Desgraciadamente es así, la solidaridad salvo honrosas excepciones no se enseña en las escuelas de nuestro país, los que la practicamos somos autodidactas.
EliminarSalud, Emilio.
Que vergüenza de país, hemos retrocedido en el tiempo a la postguerra, un asco de país por culpa de los fachas que nos gobiernan, espero que esto cambie pronto y mientras hay que ser solidario y ayudarnos a resistir para vencer a estos fascistas terroristas que asesinan con los recortes y matan de hambre a la gente hdlgp que son, pero vamos a ganar. Besos muchos, amigo Bipolar.
ResponderEliminarMientras tanto, tendremos que arrimar el hombro y tratar de calmar en la medida de nuestras posibilidades tanto dolor.
EliminarBesos, Lolibel.
Esperemos que esto algún día cambie, porque ya más daño del que están haciendo poco queda.
ResponderEliminarAbrazo Bipolar.
Aquí no cambiara nada, si no lo hacemos cambiar entre todos.
EliminarSalud, Rafa.
Hola, señor del bigote, : )
ResponderEliminarCurioso... Yo, que vengo de la derecha y de fuerte educación judeo-cristiana católica, siempre le tuve tirria a la palabra "solidaridad".Sigo sin utilizarla por motivos de estilo, y prefiero acudir a "justicia" cuando es de suyo. Sin embargo "caridad", que tampoco uso ya puestos, es traducción literal de otra que si me parece deseable y más noble: "amor". Amor por el otro, por el prójimo, por el desconocido ser humano que es desconocido sólo por casualidad porque en el fondo es como uno mismo aunque esté en otra circunstancia, y las circunstancias son puros accidentes fortuitos: si yo no soy pobre, lo podría ser; si no soy viejo, lo seré; si no he sufrido mucho, en cualquier momento puedo acabar sufriendo. Caridad lo asocio con bondad, y si la practico me sentiré del lado del Bien, pero no de forma aislada o superior, sino unido al otro con quien la practico.
En todo caso, he llegado a dos conclusiones tal vez equivocadas sobre el tema: la generosidad (como la amabilidad) no debe hacerse pensando en el otro u otros o en su reacción, sino que tiene que ser por nosotros mismos, porque es lo que toca, porque nos hace grandes o un poquito menos pequeños en donde importa (q es por dentro). Y dos, que importa más resolver el problema que discutir las motivaciones del que ha llegado a resolverlo. Que dará lo mismo si el que lo hace está cumpliendo la obligación marxista de compartir, o la cristiana de amar al prójimo, o un egoísmo ejemplar (el que piensa en los otros por pensar en sí mismo). Que lo importante es que aquella familia que no tiene que comer lo tenga, que el que lo pasa mal vea ya que no arreglada su situación al menos aminorado el dolor o parcheado el problema. El mundo empezará a estar bien cuando haya solidaridad y caridad y justicia y generosidad y bien y en general cualquier cosa que recuerde que todos somos iguales y unos mismos. Y nos salvaremos todos o nos iremos a la mierda juntos.
Yo no soy una buena persona, pero me gustaría serlo. Necesitamos serlo.
Mi ideal moral, lo que sólo consigo a ratos, es ser caballero medieval, guerrero del bien, hijo de Frank Capra (aquellos que vivían en una comunidad, individuos unidos en algo más grande y hermoso)
Y después de este speech tan largo y monjil, jajajja, sí, ojalá mucha gente dé hoy, mañana y al siguiente.
Un abrazo del tío al que criaron los curas,